miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Por qué combatir alegremente?

Bueno, desde ya que, el origen del título es la tan repetida frase de Don Arturo:

"Nada grande se puede hacer sin alegría, nos quieren tristes para que nos sintamos vencidos. Los pueblos deprimidos no vencen ni en el laboratorio ni en las disputas económicas. Por eso venimos a combatir alegremente, seguros de nuestro destino y sabiéndonos vencedores a corto o largo plazo"

Pero la elección de la frase surge de una decisión anterior, que es elegir a Jauretche y elegirlo -a su vez- parte de un conocimiento pretérito acerca de la figura de Don Arturo.

Entonces, antes de llegar al título -que será idea directriz del blog- tendremos que pasar por Jauretche.

Parece haber cierto consenso en que los escritos de Jauretche en los últimos tiempos se han "puesto de moda" y puede haber algo de cierto en esto. Pero la mayoría de los análisis acerca del fenómeno Jauretche dejan afuera un hecho que, según lo veo, es fundamental y es el recambio generacional en la sociedad.

Tomemos en cuenta lo siguiente, acercarse a los libros requiere -por regla general- cierto poder adquisitivo. Es decir que, en un primer momento, debe haber personas que accedan al material. Este acceso no es gratuito (recordemos, en la primera instancia) alguien debe haber comprado el libro.
Quien compró el libro lo distribuye: a través del préstamo, la recomendación, el regalo, la cita, etc. Y estos receptores -si se sienten interesados-, o bien eligen métodos gratuitos para profundizar el conocimiento o bien compran los libros y repiten el proceso. Podemos, en tiempos de internet, sumar la posibilidad de acceder a formatos electrónicos, que tampoco son gratuitos, porque presuponen el acceso a internet y la disposición de tiempo para buscar, encontrar, seleccionar y bajar el material.
En el final de la cadena de difusión, se encuentran los intérpretes, militantes u hombres de a pie, interesados en que aquellos que no tienen los medios para acceder a estos conocimientos de manera directa puedan hacerlo a través de su tamiz.

Volvamos ahora al primer sujeto, quien adquiere el libro de Jauretche. ¿Por qué adquiere este material y no otro? ¿Por qué no optar por "pensadores actuales" y "distinguidos"? Aguinis, O´Donnell, Sebreli o algún otro. Bueno, creo que aquí se da el salto generacional.

Quienes tenemos menos de 35 años (vamos a autodenominarnos jóvenes por el poco tiempo que nos quede), nacimos del 75´ para adelante. Y habiendo escuchado desde pequeños los nombres de estos "intelectuales" no sentimos nunca que sus ideas fueran suficientes para explicar nuestras cosas.

Por otro lado, las personas (privilegiadas), se suman al mercado laboral entre los 16 y los 25 años. Hablamos de personas que eligen empezar a trabajar, porque quienes se ven obligadas a hacerlo, la mayoría de las veces, quedan presos de un día a día en el que los libros y las ideas son lujos para los que no hay ni tiempo, ni dinero.

Es decir, los menos jóvenes de los jóvenes, habrán intentado ingresar al mercado laboral entre los años 91´a 00´. Definitivamente, no fueron los mejores años para hacerlo. No sólo por los niveles de desocupación, si no por el bajísimo nivel adquisitivo de los sueldos durante esos años (para los sueldos medios a bajos). Haciendo un poco de memoria recordaremos que los sueldos estuvieron virtualmente -o no tan virtualmente- "congelados" durante el menemato.

Ver: Remuneraciones en el empleo asalariado. Gran Buenos Aires 1990-2000


Entonces llegamos a cierta independencia económica luego de la debacle del 01´; desencantados o desentendidos de los "intelectuales respetables" que nunca tuvieron la intención de hablarle a esta nueva generación.

En este contexto de cierta capacidad de consumo y espoleados por la curiosidad histórica reciente podíamos buscar material que nos contara lo que no nos habían contado en los colegios (pensemos que gran parte de las cátedras de historia en las primarias y secundarias contienen mayoritariamente historia europea y cuando nos acercamos a la historia argentina, misteriosamente jamás llegábamos a tiempo para ver el período posterior a 1916 en detalle; cuando más se llegaba a la ley Sáenz Peña el 25 de Noviembre y luego en un tándem salían como escupida de músico: YrigoyenAlvearYrigoyenGolpeFraudeGolpeGOUPeronPeronGolpeFrondiziGolpeIlliaGolpeGolpeCamporaPeronSeTerminolaHistoria.
Al comenzar a investigar vamos entendiendo que el radicalismo fue bastante más que De la Rúa y el peronismo mucho más que Mendez. Y, eventualmente, nos encontramos con FORJA que nos llevará -irremediablemente- a Jauretche quien sintió en su momento la necesidad de transitar el camino que llevaba del Yrigoyenismo al Peronismo. O, como lo expuso él mismo:
"Al revés de tantos políticos, yo subí al caballo por la derecha y termino bajándolo por la izquierda".

Una vez descubierto Jauretche, es difícil no entusiasmarse con sus análisis. Por dos cuestiones básicas, primero por la picardía y claridad con que están expuestos y segundo por la gran vigencia que tienen muchos de sus planteos.
Para quienes deseen ver hasta qué punto es cierto, recomiendo:
EL MEDIO PELO EN LA SOCIEDAD ARGENTINA Recomiendo leerlo pensando en el rol de la Sociedad Rural hoy y las posiciones que toma, muchas veces, la clase media.
MANUAL DE ZONCERAS ARGENTINAS Donde analiza ciertas "verdades indiscutibles" de nuestro ser nacional.
LOS PROFETAS DEL ODIO. Y la Yapa. Donde trata de explicar cómo se eterniza este falso ser nacional a través de la instrucción educativa y los "pensadores distinguidos".

Pero en el ámbito personal, lo que más me entusiasma de Don Arturo es su capacidad de pensar desde la Argentina. Con ese espíritu elegimos a Jauretche.

Ahora, yendo al título -por fin- entre tantas frases agudas que tiene el hombre, ésta nos parece adecuada para este tiempo y para todos los tiempos. La posibilidad de dar las batallas que haya que dar, con alegría. Sin esas imposturas de la "intelectualidad", la posibilidad de analizar lo nuestro sin imitar al "Pensador" de Rodin, eternamente serio, rígido, frío. Muerto en un pensamiento que jamás encontrará forma porque lo importante es pensarlo, no decirlo. El pensamiento es personal, sólo ocurre con uno mismo. La alegría, en cambio, se comparte.

Somos optimistas y queremos combatir alegremente las mentiras, las interpretaciones que nos resultan insuficientes, las cosas que pasan desapercibidas injustamente. No queremos sumirnos en la amargura de rumiar como la vaca, tratando de tragar un bolo que insiste en volver a la boca.

"Por eso venimos a combatir alegremente, seguros de nuestro destino y sabiéndonos vencedores a corto o largo plazo."

1 comentario:

  1. Muy bueno. Justamente estoy analizando comentarios de clase media que citan esta frase de Jauretche desde ámbitos personales, de logros y poder adquisitivo sin tener en cuenta que el maestro pronuncia esta frase como bandera de combate. Hay compañeros de clase media, con ingresos asegurados, que exigen al que está pasando un momento angustiante a causa de despido o temor a ser despedido, o compañeros con trabajo informal o monotributista que estan totalmente desprotegidos, a que estas fiestas la pasen alegres y brindando por el año que viene como si estuviera un gobierno democrático. Aparte de saber interpretar la frase de jauretche hay que pensar en que la patria es el otro y dejarse de mirar su propio ombligo. Saludos Roque

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